A tu cuerpo no le da igual que pienses en positivo o en negativo

salud y bienestar May 09, 2024

 

La Dra. Marian Rojas Estapé (psiquiatra), lo expone muy claramente en una conferencia que dió en el año 2022, en donde explica entre otras cosas la influencia del pensamiento en el cuerpo.

 Cuando estamos preocupados por algo segregamos, entre otras hormonas, cortisol. El cortisol es la hormona del estrés y la supervivencia, es decir, si por ejemplo te encuentras en una sala y entra alguien a los gritos y dice “corran, fuego!”, gracias al cortisol salimos corriendo, pero si luego nos dicen que fue una falsa alarma, es probable que quedemos alterados, porque aunque no haya sido cierto, la mente y el organismo sí lo han vivido. Imagina si luego de un tiempo vuelves a la sala y alguien dice que huele a fuego, el organismo solo con sentir eso que está pasando vuelve a sufrir el mismo pico de cortisol que si fuese real. Solo con pensarlo el cerebro desencadena el mismo pico de cortisol, es decir, este cortisol se genera igual cuando pensamos algo negativo como cuando sucede algo negativo. Se han efectuado pruebas en resonancias magnéticas funcionales diciéndole a alguien que se imagine recibiendo una mala noticia, algo que lo perturbe, y se puede ver una alteración en la zona de las emociones y una subida del pico de cortisol. Si a una persona se le pide que se imagine recibiendo una noticia muy buena, el cerebro segrega dopamina, la hormona de la confianza y la felicidad. Solo con pensar en positivo, nuestro organismo se altera, solo con pensar en negativo lo destrozamos.

En la actualidad estamos preocupados por cosas que casi nunca suceden, pero están en nuestra mente alterando nuestro organismo como si estuvieran pasando. El cortisol elevado de manera crónica produce una inflamación y toxicidad en el organismo a dos niveles, el físico y el psicológico. El cortisol y el estrés crónico al momento de la bajada producen alteraciones físicas y mentales.

El cortisol es una hormona cíclica, debería bajar por las noches para que podamos descansar y subir por las mañanas para hacerle frente al día, pero si vivimos constantemente con pensamientos negativos, inducimos en el organismo un estado de alerta mantenido y esto genera un desequilibrio orgánico, porque el organismo busca que los recursos se utilicen de la mejor manera posible lo que puede desencadenar en síntomas físicos.

Necesitamos educar nuestra voz interior y prestarle atención a la calidad de nuestros pensamientos, porque ahora sabemos que los pensamientos tienen un gran impacto en nuestro cuerpo y por consecuencia en la calidad de nuestra vida.

 

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro diálogo interno?

 Practicar la conciencia plena (mindfulness): Observar los pensamientos sin juzgarlos y sin identificarnos con ellos. Simplemente, observarlos como si fueran nubes pasando por el cielo.

 

Desafiar los pensamientos negativos: Cuestionar la validez de los pensamientos negativos y buscar evidencia que los desmienta. La mayoría de las veces, los pensamientos negativos están distorsionados y exagerados, y desafiarlos puede ayudar a cambiar nuestra perspectiva.

 

Practicar la gratitud: Toma un momento cada día para reflexionar sobre las cosas por las que estamos agradecidos. Esto te ayudará a enfocarnos en lo positivo de nuestra vida y a desarrollar una actitud más optimista.

 

Cambiar el lenguaje interno: Cambiar el diálogo interno negativo por uno más positivo y compasivo. Por ejemplo, en lugar de decirnos "no puedo hacer esto", cambiarlo por "puedo intentarlo y hacer lo mejor que pueda".

 

Rodearnos de influencias positivas: Pasar tiempo con personas que nos apoyen y nos inspiren, y buscar fuentes de inspiración, como libros, podcasts o videos, que nos motiven y nos llenen de energía positiva.

 

Practicar el autocuidado: Cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente a través de actividades que nos ayuden a relajarnos y a recargar energías, como el ejercicio, la meditación, el tiempo al aire libre o la práctica de hobbies que disfrutemos.

 

Aprender a reemplazar los pensamientos: Los pensamientos no se eliminan, se reemplazan colocando el foco y la energía en otros. No luchar con el pensamiento porque eso hará que permanezca, simplemente observarlo y redireccionar la energía hacia otros pensamientos más saludables.

 

Recuerda que cambiar de pensamientos negativos a positivos lleva tiempo y práctica, así que sé paciente contigo mismo porque recuerda que a tu cuerpo no le da igual que pienses en positivo o en negativo.

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